El Parque San Martín con una gran arboleda y un hermoso lago, invita a un agradable y delicioso paseo.
Un poco de Historia
Alrededor del año 1880, el Parque San Martín era el único paseo público de la ciudad.
El progreso de fines de siglo traía luz, agua corriente, ferrocarril, teléfonos, teatros y clubes presuntuosamente ornamentados, tranvías, apertura de los afrancesados “bulevares”, adoquinado de las calles, etc. Al momento de su creación, contaba con un jardín zoológico y diversas atracciones para toda la familia.
Fue modificado pero nunca llegó a perder la esencia que le dejo su creador en 1905, Ángel Abel Zerda. El espacio total que ocupaba era de unas 30 hectáreas, cifra que se fue perdiendo por los incesantes edificios. Es probable que su denominación la haya adquirido de la “plazoleta San Martín”, que ya existía en 1800.
Los trabajos del presente parque comenzaron en 1902, por su más afamado cuidador, Maximiliano Moretti, se lo conocía por cuidar de los espacios verdes. El día de la apertura oficial, fue el 16 de Abril de 1905.
El Intendente de Salta Don Ángel Abel Zerda inauguró de forma oficial el Parque San Martín el 19 de abril de 1905.
En el periodo 1936-1940, el intendente Ceferino Velarde realizó el pircado de piedra del lago. También se levantó un embarcadero y las islitas fueron desmalezadas y contorneadas de pirca. También se instalaron casillas para la cría de patos.
Así, el Parque San Martín es un paseo con profunda historia de Salta, muchas personas lo transitan sin saber de sus huellas dejadas por cada paso que caminamos en él.
El Lago del Parque San Martín
El lago ubicado próximo a la Terminal de Buses es un divertido paseo para turistas y salteños: Arboles añosos, palmeras, lago artificial con fuente de aguas danzantes, botes y un grupo de simpáticos patos.
Monumentos
El parque San Martín cuenta con monumentos de diversos personajes, una estatua en honor al máximo héroe de la Patria, José de San Martín, obra de Roberto Carrier Belleuse, inaugurada el 24 de Mayo de 1913. Otra de ellas es en homenaje a Facundo de Zuviría, la autora de esta maravillosa obra es Lola Mora.
